viernes, 24 de abril de 2009

Páramo de Chingaza (segunda parte)













Hacia 1930 mi abuelo ya tenía 5 hijos y mas necesidades por lo que se dedicó además de lo estajos en Chingaza a criar caballos y llevarlos en su estado salvaje Chingaza – Villavicencio por el camino de herradura del cañón del rio negro, vía Cáqueza – Villavicencio y a traer Villavicencio – Bogotá ganado casaneruno y sanmartinero con cotizas puestas a cada uno de las extremidades de cada semoviente y a comerciar de Fómeque – Choachí a Bogotá a los cultivos de paramo; papa, cebolla, cubios y productos de clima calido de los minifundios de los papas del abuelo y de la tía abuela; café, plátano, miel y panela, la frutas no tenían valor comercial.
Decide entonces comprar una casa lote en le hoy barrio de la candelaria que tuviera aljibe y pesebrera para los bueyes, con ramada para los productos mencionados que vendía en la plazuela de Egipto y plaza España y para los procesados que llevaba a oriente; pastas, arroz, velas, fósforos y sal.

Para ese entonces mi tía abuela, ya casada y con una hija deja el minifundio de Fomeque donde se crió y se radica en bogota por le mismo sector de la candelaria. En la crisis económica del 36 queda aun mas pobre y se ve obligado a radicarse del todo y con todos sus 5 hijos y esposa como jornaleros del terrateniente de Chía Castillo Lleras; queman y hacen mas potreros llevan ganado del patrón desde la calera a Chingaza (12 horas por EL CAMINO REAL); ganado al aumento.
La vegetación silvestre de Chingaza, que era quemada facilitaba retoños exuberantes en pastos naturales y sus cenizas generaban un proceso fisiológico muy diciente en la mejoría del ganado, en consecuencia hubo buenas utilidades ganaderas bajo la figura de la explotación extensiva (una hectárea por cabeza) lo que permitió al os hijo del abuelo adquirir excelentes dividendos y tomar en arriendo gran parte del latifundio.

Hacia 1940 los buenos dividendos ganaderos, la vejez de los abuelos y del terrateniente de Chía, lleva a que los hijos del abuelo dominen a la “furia blanca” (la neblina helada, húmeda y con ventisca) y adquieran parte del paramo. Armados de mayor coraje, y experiencia y dotados con mejores escopetas (de cartucho calibre 1218) y perros (finos de cacería); cosechan excelentes presas nunca antes logradas lo que permite años mas tarde invitar al maestro Valencia el cazador. Presas como osos por ser depredador en ese entonces y venados. Siembran la trucha y llevan ovejas y cerdos pues ya hay control del oso y el tigre y se continúa con los siembros tradicionales de papa y cebolla.

Hacia 1950 llegan los sobrinos del abuelo a cosechar truchas de mas o menos 10 años y mas o menos 10 libras y demás fauna con mejores equipos de caza y a tecnificar agricultura y ganadería hasta 1970 en que aparece el Proyecto Plan Sistema Chingaza de la empresa de acueducto de Bogotá y coyuntural y políticamente, el proyecto de parque nacional y el proceso estatal del Incora “reforma agraria” que no fue más que la expropiación de las mejores tierras a estos desafiantes de la “furia blanca”

De la ultima fecha antes mencionada a hoy, que responda el Estado que es el actual dueño y explotador de los recurso naturales, principalmente del agua (24 metros cúbicos por segundo) todos los días de todos los años a precios que usted como consumidor debe saber, de esas aguas cristalina no contaminadas y sin costo alguno de conducción ya que le sistema es por gravedad. Hoy nadie se acuerda de ese paraíso ya que nadie lo conoció y hoy hablan de lo que se ve: un embalse artificial que ahogo el ecosistema de fauna y flora mencionados a comienzos del siglo pasado.

Los lectores darán cuenta de cuál fue el negocio social de la venta de agua a los precios referidos o la eliminación de ese paraíso terrenal que dejó como damnificados a pequeños productores.

1 comentario:

  1. Buen relato. Lástima que en mayo faltaron unas cuantas entregas más para cumplir con el requisito. Por ahora se quedó en 3.0

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